lunes, julio 05, 2010

Alfabeto de cicatrices.


Ana Pérez Cañamares conoce el dolor de todos los colores, o eso parece después de una lectura apresurada, rápida, dolorida de su poemario Alfabeto de cicatrices.

Conocí este libro por la red, si esa tan denostada, y los versos que leí me alcanzaron, me rozaron esas zonas que duelen aunque no espantan, que te trastean las partes internas.

Conseguir el libro ha supuesto una pequeña odisea, que otro día contaré, pero desde este pasado fin de semana lo he catatado y llevado conmigo a todos los lados, a todos los sitios, ha estado en La Vecilla, y allí vió la montaña, ha estado en León y Garrafe de Torío, ahora está aquí el sur, al calorcito, pero no se ablanda, no se resquebraja, resiste todas las latitudes, altitudes y temperaturas.

Ana Pérez Cañamares, sabe del dolor, pero sabe soslayarlo en última instancia, o bebérselo, o fumárselo. Parece que a veces grita gol, y así se alivia, se alegra y la cosa no pasa a mayores.

Ana Pérez Cañamares ha estado en la sala de espera, y ha esperado, se ha cubierto el rostro del gentío, se ha puesto agua oxigenada en las heridas abiertas, pero el betadine se lo ha bebido para poder cicatrizar tanto dolor y desgarro.

Pero que nadie crea que estamos ante un lamento, un quejido, hay optimismo, y ganas de seguir hacia adelante, adelantar, seguir, soñar y tal vez esperar otra cosa diferente.

Por si no ha quedado claro este libro me ha cautivado, si puedes léelo, aunque no tengas paracetamol a mano.

En la contracubierta aparece este poema, que me permito copiar sin permiso de la editorial ni de la autora.

ALFABETO DE CICATRICES

Con pulso artificiero

escojo las palabras.

Manejo con tacto

La nitroglicerina de cada sílaba.

Por culpa de palabras mal usadas

a mi corazón lo cruza

un alfabeto de cicatrices.



No hay comentarios: